“Descubrí que pintar me liberaba de la angustia” afirmó Carol Rama, la angustia de sentirse un artista “invisible” en su propio país de origen.
No necesariamente el sentimiento de exclusión y de no pertenecer al lugar donde se vive está relacionado al desarraigo de su propio país de origen. A menudo, esta situación se debe a su vivencia y al hecho de no reconocerse en las formas de pensamiento y de expresión que se relacionan con una supuesta “normalidad”.
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En el mundo del arte son frecuentes las historias de artistas que han vivido esta experiencia y que han buscado en la expresión artística una herramienta para afirmar su existencia y su visión del mundo.
“Descubrí que pintar me liberaba de la angustia” afirmó Carol Rama, una artista que tiene una historia, no solo artística, que testimonia estas dificultades. Olvidada durante mucho tiempo por el discurso oficial de la historia del arte, el trabajo de Carol Rama, que abarca ocho décadas (1936-2006), desafía las narrativas dominantes y crea una representación disidente de la sexualidad femenina.
Carol Rama es una artista italiana nacida en Turín que nunca abandonó su ciudad de origen. Su historia artística confirma la opinión de Las Guerrilla Girls, un colectivo de artistas feministas de los años 80, que afirmaban que las ventajas de ser una mujer artista se resumen en saber que tu carrera puede despuntar cuando tengas 80 años; en estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será clasificado de femenino, y en aparecer en las ediciones revisadas de las historias del arte. De hecho la obra de esta artista, que tiene 97 años, no fue reconocida hasta el 2003, cuando recibió, con 85 años, el León de Oro de la Bienal de Venecia.
¿Porque una artista del valor de Carol Rama ha tenido que esperar tantos años para afirmarse?
Una respuesta podría ser que Carol Rama es una mujer que nació en Italia al principio del XX siglo en un periodo histórico donde una mujer artista, y con una historia familiar que, como poco, se podría calificar de complicada – una madre con problemas psiquiátricos y un padre que se suicidó – no gozaba de mucha estimación.
Carol Rama no tiene una formación artística académica “Mi único maestro es el pecado”, afirma, y añade: “Pinto por instinto y pinto por pasión. Y por ira y por violencia y por tristeza. Y por cierto fetichismo. Y por alegría y melancolía juntas. Y por rabia especialmente”.
Su producción, que se extiende a lo largo de siete décadas, constituye un contra-archivo que permite reconstruir los movimientos de vanguardia del siglo XX.
“Descubrí que pintar me liberaba de la angustia” afirmó Carol Rama, una artista que tiene una historia, no solo artística, que testimonia estas dificultades. Olvidada durante mucho tiempo por el discurso oficial de la historia del arte, el trabajo de Carol Rama, que abarca ocho décadas (1936-2006), desafía las narrativas dominantes y crea una representación disidente de la sexualidad femenina.
Carol Rama es una artista italiana nacida en Turín que nunca abandonó su ciudad de origen. Su historia artística confirma la opinión de Las Guerrilla Girls, un colectivo de artistas feministas de los años 80, que afirmaban que las ventajas de ser una mujer artista se resumen en saber que tu carrera puede despuntar cuando tengas 80 años; en estar segura de que cualquier tipo de arte que hagas será clasificado de femenino, y en aparecer en las ediciones revisadas de las historias del arte. De hecho la obra de esta artista, que tiene 97 años, no fue reconocida hasta el 2003, cuando recibió, con 85 años, el León de Oro de la Bienal de Venecia.
¿Porque una artista del valor de Carol Rama ha tenido que esperar tantos años para afirmarse?
Una respuesta podría ser que Carol Rama es una mujer que nació en Italia al principio del XX siglo en un periodo histórico donde una mujer artista, y con una historia familiar que, como poco, se podría calificar de complicada – una madre con problemas psiquiátricos y un padre que se suicidó – no gozaba de mucha estimación.
Carol Rama no tiene una formación artística académica “Mi único maestro es el pecado”, afirma, y añade: “Pinto por instinto y pinto por pasión. Y por ira y por violencia y por tristeza. Y por cierto fetichismo. Y por alegría y melancolía juntas. Y por rabia especialmente”.
Su producción, que se extiende a lo largo de siete décadas, constituye un contra-archivo que permite reconstruir los movimientos de vanguardia del siglo XX.
En los años treinta y cuarenta, empieza a inventar su propia gramática visual a través de acuarelas figurativas con miembros amputados y lenguas erectas. Estos trabajos de la primera época se rebelan contra los ideales normativos de género, sexuales y de normalidad cognitiva y física impuestos por la Italia de Mussolini, por lo que, cuando se expusieron por primera vez en 1945, fueron censurados por “obscenidad” por el gobierno italiano.
Carol Rama transita por la abstracción en los años cincuenta; se aproxima al informalismo y al espacialismo en los sesenta con la creación de bricolages y de mapas orgánicos hechos de ojos y uñas de taxidermista, de cánulas, signos matemáticos, jeringas y conexiones eléctricas.
Al finales de los años sesenta, la escena artística italiana queda tomada por las figuras masculinas del “arte povera” con la excepción de Marisa Merz. Mujer-sin-hombre, rodeada en su mayoría por amigos no vinculados al povera y/o homosexuales, Carol Rama queda fuera de la escena artística italiana de 1960-1970, aunque si miramos con detenimiento su obra de esta época, es imposible no ver paralelismos y recurrencias con el “arte povera”. Excluida de esta escena, su obra permanece invisible.
En los años setenta, Carol Rama conecta de nuevo con su biografía a través de la intensidad de los materiales utilizando casi exclusivamente el caucho proveniente de neumáticos de bicicleta, un material que conoce bien porque su padre tuvo una pequeña fábrica de bicicletas en Turín. Disecciona los neumáticos, los transforma en superficies bidimensionales, crea formas a través del ensamblaje de distintos colores y texturas. Sus neumáticos, envejecidos por la luz y el tiempo, deshinchados, flácidos y en descomposición, son, como nuestros cuerpos, “organismos todavía bien definidos y vulnerables”.
En los años setenta, Carol Rama conecta de nuevo con su biografía a través de la intensidad de los materiales utilizando casi exclusivamente el caucho proveniente de neumáticos de bicicleta, un material que conoce bien porque su padre tuvo una pequeña fábrica de bicicletas en Turín. Disecciona los neumáticos, los transforma en superficies bidimensionales, crea formas a través del ensamblaje de distintos colores y texturas. Sus neumáticos, envejecidos por la luz y el tiempo, deshinchados, flácidos y en descomposición, son, como nuestros cuerpos, “organismos todavía bien definidos y vulnerables”.
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En 1980, la historiadora y crítica del arte Lea Vergine “descubre” la obra de Carol Rama e incluye una selección de sus acuarelas tempranas en la exposición colectiva “L’altra metà dell’avanguardia 1910-1940”, en la que reúne obras de más de un centenar de artistas mujeres. Ese “descubrimiento” vuelve a invisibilizar la obra de Carol Rama de dos maneras: por una parte, la “reconoce” a condición de presentarla como “mujer”, y por otra, prestando atención exclusivamente a sus acuarelas del periodo 1930-1940, eclipsa la obra posterior de la artista.
En los últimos años vuelve al uso libre de la forma inventando el sensurrealismo, el arte visceral-concreto, el porno brut, la abstracción orgánica. Actualmente se la considera una artista imprescindible para entender las mutaciones de la representación en el siglo XX y el trabajo posterior de artistas como Cindy Sherman, Kara Walker, Sue Williams, Kiki Smith y Elly Strik.
Las galerías de arte y los museos se han interesado de sus obras solo en los últimos años. La mayoría de las obras de Carol Rama estaba en mano de coleccionistas privados. Tiene una situación muy precaria con una economía de subsistencia que hace que se dedique a hacer un trueque con sus obras y muchos coleccionistas son personas de su vida cotidiana como la farmacéutica o el sastre. Por otra parte los coleccionistas de Carol Rama son muy fieles y no solo compran por admiración, evidentemente, sino también para ayudarla. Solo en 2010 se funda asociación cultural “Archivo Carol Rama” que tiene como actividad el desarrollo y la promoción de la artista, así como la protección de su imagen y de sus obras.
Las galerías de arte y los museos se han interesado de sus obras solo en los últimos años. La mayoría de las obras de Carol Rama estaba en mano de coleccionistas privados. Tiene una situación muy precaria con una economía de subsistencia que hace que se dedique a hacer un trueque con sus obras y muchos coleccionistas son personas de su vida cotidiana como la farmacéutica o el sastre. Por otra parte los coleccionistas de Carol Rama son muy fieles y no solo compran por admiración, evidentemente, sino también para ayudarla. Solo en 2010 se funda asociación cultural “Archivo Carol Rama” que tiene como actividad el desarrollo y la promoción de la artista, así como la protección de su imagen y de sus obras.
Por Riccardo Giamminola.
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